Circuloviciosamente

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El mérito de la feliz ganadora fue haber procreado en su medio ambiente dos especies animales, la rata y la cucaracha, las cuales han sido capaces de soportar el altísimo e inexplicable nivel de contaminación presente desde la era de la post-historia en El Sistema Solar, del que ella hace parte.

¿Será entonces que el pensamiento humano tiene
más ínfulas que la naturaleza que lo contiene?

Nos tocará inventar cómo, y pronto,
antes de que la lista sea más larga.

...Y viendo el hombre que era bueno,
lo sacó de la cadena alimenticia
y lo llevó a la sociedad de consumo.

Muchos años después, frente a uno de esos aparatos,
las generaciones futuras serán llevadas a conocer
lo que fue La Era de la Estupidez.

Aveces no siento que tantas palabras
nos den más capacidad verbal que la
que obtiene un vehículo de su bocina.

Parado afuera de la ventana
está el gato que le gusta el Bossa.
Si antes ya se vio tal cosa,
juro que no lo imaginaba.

Mirándome desde el murito,
escuchando cómo toco el piano...
¿Será que antes era humano
y quedó como yo embrujadito?

Tú embrujado por el Bossa
y yo eloquecido por ella
roguémosle a una estrella
para siquiera entregarle una rosa.

Dime gato, querido público, que de mi concierto tú eres el único ¿Dónde se metió esa mujer? Lloro porque no la he vuelto a ver... ¡Ay gato!... tantos ratos felices y tenía cómo tu los ojos grises. Toda ella era un misterio... y tú ¿Por qué te has quedado tan serio?

Oye gato, amigo, entra un rato y brindamos con vino.

Estoy acabando la canción
y sé que te vas a ir.
Gato, si vuelves a venir
tráeme de ella información.

Te pareces a ella Misifú,
también me escuchaba tocando el Bossa...
Gato... estoy pensando una cosa...
¿Acaso esa mujer... no eres tú?

Con un ojo y una mano hubiera bastado…
Todo lo demás ha sido para perder el tiempo.

Me encantas cuando cantas
pues tu canto es un encanto
y no me cansa oirte tanto
pues la musa así me alcanza

Comienza así la danza
tu voz mariposea en el aire
y comienzsa su lindo baile
que sólo en mi pecho descansa

Y me inpira una poesía
y también una canción
que acompaña la ensoñación
de tu bella melodía

Es el encanto de un Hada
que me llega con tu canto
que ha dejado con su manto
mi alma ya encantada.

No es que te ame... yo soy el amor que te ama
y no puedo huir de mí.

Busco en tu amor el manto
que todo lo cubre y lo embellece
y la paz que en ti crece
cual linda flor del campo

Busco en ti la hermosura
que me brinda tu sonrisa
cuando se mezcla en la brisa
con tu aroma y tu ternura

Como el sueño al soñador
y el pescador su bohío
yo busco tu amor
como la noche su rocío

Busco en ti la armonía
del sonido del viento
busco decir lo que siento
cuando aparece un nuevo día

Como el colibrí a la flor
y la tierra su semilla
yo busco tu amor
y tu alma tan sencilla

Sencilla como tu paz
alegre cual riachuelo
como esa estrella fugaz
que te adorna desde el cielo.

Recuerdo cuando tomabas la palabra...
no tenía que preocuparme por saber cuánto tiempo era prudente quedarme mirándote.

Se mueren los muertos de hambre, los muertos de miedo, los muertos de ganas; se mueren de tarde y de mañana; los matan otros igual de muertos, armados por la ignorancia, siervos de los muertos de risa, quienes ríen desde el poder y las beligerancias.
Y esta muerte es afamada, pues los muertos por narrar la pasean ilustrada, para que los muertos de la fe la puedan persignar, para que los muertos de apatía nos podamos asombrar, y en todo lo que repiten la verdad escuchar: “Ésto es el colmo de los muertos”... “con un minuto de silencio los vamos a honrar”.
Y luego a la muerte volverán, los muertos de hambre, los de ganas y los de miedo, porque los muertos de risa se reparten el cielo; cielo que telarañaron los muertos del poder, que cuando los criticamos, se nos nota la envidia de su gran poseer. ¿Y habrá quien sin hipocrecía nos pueda socorrer?
Pués llegaron unos muertos del extranjero, de donde no quieren que estemos como forasteros, y hablaron dizque para arreglar el problema entero: “Hay que humanizar la forma en que se están entrematando los muertos”, y se largaron ligero.
Y a la muerte los muertos regresaron, mientras los muertos de risa con acuerdos se sentaron; pero los muertos reales ya sabían, que a la muerte regresar tenían, para que los muertos de la fe tuvieran por qué rezar, para que los muertos de apatía desolvidáramos oyendo narrar: “Ésto, ahora sí, es el colmo de los muertos”... “mañana vestiditos de blanco vamos a marchar”.
Y a morir los recién muertos se van, hijos del hambre, del miedo y de las ganas: “mi mamá la muerte me ama... ¿y nuestra muertecita les será anunciada?”. Pués si a los muertos de risa no les va a incomodar, la misma historia triste nos van a narrar: “Ésto ahora sí, de verdad, es el colmo de los muertos”... “y por respeto su carita no se publicará”. Pero este seguir seguirá: los muertos de risa seguirán riéndose, porque de nuestra apatía siguen cogiéndose; y nos seguirán mierdablando los muertos por narrar, pues esperan que por lo de “El colmo de los muertos” un premio ganar; y los muertos de la fe seguirán con su gran muerto, y los muertos de apatía ni voltearemos a ver, por miedo a que ya no nos dejen comer del poquito que aún recogemos del huerto.
Y entonces, se seguirán entrematando los muertos, los de hambre, los de miedo y los de ganas; y más cuando lo que nunca creímos que pasara, ya nos pasara... que nos rieran los fusiles por la tarde y estuviéramos entre los muertos por la mañana.

Navegué para olvidarte,
pero qué desgracia que el mar se parezca a ti.

Tiempo, ¿por qué te ignoro cuando estoy inundado de su hermosura? ¿Por qué adoro perder la premura cuando se me posa mariposa esa sonrisa? ¿Por qué siento que tú no vas a prisa cuando mis ojos en los suyos habitan, cuando ellos me recitan un verso de amor?
Tiempo, eres famoso por traer el olvido, pero soy yo el que de ti vive perdido cuando ella me mira, cuando gatita me ronronea y suspira porque en sus adentros mi cuerpo amanece, y me parece que ya nunca más fueras a transcurrir. ¿Por qué con tus pasos tengo que vivir, si es ella y no tú quien me mantiene vivo, quien me enseño que los sueños no se tienen dormido?
¡Ay Tiempo! Si al menos te escurrieras más lento cuando estoy con ella, si supieras cómo se estrella el deseo de amarla cuando en medio de una charla me dice que tú, insobornable Tiempo, te acabaste que recogiste tus trastes para partir, cómo se nota que no sabes sentir, que nomás sabes de horarios, que no eres más que las hojas que le arranco al calendario.
¡Oye Tiempo! ¿Por qué no te enamoras del viento? para ver si te enteras de lo que yo siento; es que no te miento: así aprenderás a llevar ese calvario tuyo, ese errar eterno, más feliz, más contento, y de paso, más lento.

…si lo único que yo hago a tus espaldas
es contemplar el vaivén de tus caderas.

¿Cuánta envidia sentiría tu amado monarquita si me viera recorrer todas las estrellas pecosas que adornan el cielo de tu piel?

Me gusta tu risa escandalosa; risa de pueblo, risa de los que abren la boca pues nada ocultan, risa loca por la boca que le toca, risa que se entromete en el saludo mudo del que no saluda, que a las tímidas risitas desnuda y exhibe sin pudores. ¡Que la pongan en los despertadores y en la tubería! ¡Para despertarme alegre y no bañarme con el agua tan fría!

De esa tarde, hubiera recordado la lluvia: mojaría hasta los recuerdos. Habría sido imposible recostarme en el pasado sin sentirla temblorosa oxidándolo todo, y este todo para mi lo incluiría todo, pues desde hacía muchas otras lluvias mi único oficio sería recordar.
Y la brisa, a ella la recordaría más, pero no: lo tumbó todo.